Cuando estamos en el proceso de familiarizar a los niños con las emociones, tendemos a hablar solo de las más comunes: alegría, tristeza, miedo o enojo. Sin embargo, es importante reconocer la dificultad que conlleva comprender emociones más complejas, las cuales pueden experimentarse como resultado de una combinación de varias emociones, generando así emociones secundarias.
Es por ello por lo que, en nuestro viaje por las emociones, hoy llegamos a la estación de las emociones secundarias o complejas. Lo primero que debemos saber es que, a diferencia de las emociones básicas, estas no son universales y están influenciadas por las creencias y costumbres del contexto sociocultural.
Esto nos lleva a ampliar nuestro abanico de respuestas emocionales, ya que estas emociones se componen de varias emociones primarias y de la influencia del entorno.
Sin más preámbulo avancemos a conocer las emociones secundarias o complejas.
Emociones secundarias o complejas:
- Desesperación: Experimentamos esta emoción cuando creemos que no tenemos control sobre una situación que consideramos adversa. Generalmente, es una mezcla de tristeza y desesperanza, ya que sentimos que no hay salida.
- Nostalgia: Aunque muchas veces pensamos que la tristeza y la alegría no pueden coexistir en nuestras respuestas emocionales, la nostalgia es una reacción emocional que nos lleva a percibir ambas emociones simultáneamente cuando recordamos momentos positivos del pasado.
- Amor: Esta emoción es una de las más complejas. Comúnmente sentimos alegría, sorpresa y confianza, pero también podemos enfrentar miedo o tristeza, según la relación establecida con otra persona u objeto.
- Orgullo: Cuando logramos alcanzar una meta o logro que nos hemos propuesto, experimentamos alegría y sorpresa ante lo que estamos viviendo.
- Gratitud: Sentimos alegría y sorpresa al mismo tiempo, pero esta vez hacia una persona o situación de la que hemos recibido algo.
- Culpa: Experimentamos una combinación de miedo y tristeza cuando sentimos que hemos fallado a nuestros propios valores o creencias, o cuando creemos haber hecho daño a alguien más.
- Remordimiento: Surge al recordar situaciones pasadas y analizar decisiones que tomamos, las cuales pudieron habernos lastimado o lastimado a otros.
- Envidia: Percibimos esta emoción cuando deseamos algo que posee otra persona, lo que nos provoca emociones como ira, tristeza y miedo.
- Vergüenza: A menudo enfrentamos esta emoción al tener que desafiar circunstancias sociales que nos hacen sentir miedo, tristeza y algo de angustia.
- Celos: Esta emoción surge cuando percibimos una amenaza hacia alguna de nuestras relaciones, ya sea con un amigo, familiar o en el ámbito romántico, lo que nos lleva a experimentar miedo, tristeza e ira.
Claves para entender, conectar y guiar a tus hijos
Como podemos observar, estas emociones son difíciles de comprender, incluso para los propios adultos. Por eso, es fundamental tener un conocimiento claro de ellas, ya que esto nos permitirá guiar a los niños en la identificación de estas emociones y, posteriormente, enseñarles a gestionarlas de forma asertiva.
Una escena muy común en la infancia es observar a los niños disgustados o peleando porque sus padres se abrazan o expresan amor, lo cual posiblemente ocurre porque están experimentando celos y no saben cómo enfrentar la situación.
Otro aspecto que hay que tener en cuenta es que, durante la infancia, los niños están en pleno proceso de autoconocimiento. Por eso, los eventos o situaciones sociales a los que se enfrentan pueden llevarlos a experimentar vergüenza.
Disciplina positiva y emociones
Al aplicar la disciplina positiva en nuestros hogares y colegios, podemos asumir los siguientes compromisos:
- Promover el desarrollo de la empatía: Como adultos, al ayudar a los niños a comprender sus emociones, los orientamos a ser capaces de reconocer lo que sienten los demás, fomentando relaciones sociales basadas en el respeto mutuo.
- Fomento de la autorregulación: Cuando los niños logran comprender las emociones complejas, están listos para pasar al siguiente paso, pudiendo gestionarlas de manera más controlada y consciente.
- Ejercicio de validación de emociones: En nuestros hogares, debemos estar atentos cuando nuestros niños enfrentan emociones complejas, para no ignorar lo que están experimentando y así poder guiar su reacción. Esto les ayudará a comprender lo que sienten y por qué.
- Alentar: Realizar acciones o expresar palabras de aliento ante las respuestas emocionales asertivas de los niños aumenta su confianza y autocontrol.
- Enseñar una adecuada resolución de conflictos: Dado que las emociones complejas suelen surgir de un conflicto, es importante que desde la familia se enseñe a los niños a resolver problemas de manera constructiva. Esto incluye invitarlos a hablar sobre la situación y a buscar soluciones favorables para todos.
Lo que hemos aprendido.
- Es esencial que, al guiar a los niños en el reconocimiento y manejo de sus emociones, no nos limitemos a las emociones básicas como la alegría, la tristeza, el miedo o el enojo.
- También debemos abordar las emociones secundarias o complejas, que resultan de la combinación de varias emociones primarias.
- Comprender estas emociones nos permitirá ofrecer un acompañamiento más completo y efectivo en su desarrollo emocional.
- Al familiarizarlos con estas emociones desde una edad temprana, les proporcionamos las herramientas necesarias para gestionarlas de manera asertiva, favoreciendo su bienestar emocional a lo largo de sus vidas.