Muchas veces no logramos entender cómo reaccionan los más pequeños ante un estímulo o situación en particular. Sin embargo, rara vez nos preguntamos ¿cómo se manifiestan las emociones?
Esta es una pregunta que no solo deberíamos hacer en relación con los niños, sino que también nos ayudaría a comprender cómo reaccionamos nosotros mismos frente a ellos.
Si analizamos esta pregunta, no solo podríamos guiar a nuestros hijos, para que identifiquen sus emociones; sino que también podríamos entender mejor lo que estamos sintiendo y encontrar estrategias para que tanto adultos como niños las gestionen de manera asertiva.
Para comenzar a explorar el mundo de las emociones, debemos empezar por conocer:
¿Qué son las emociones?
Son respuestas espontáneas, intensas y de corta duración que experimenta nuestro cuerpo cuando estamos recordando, imaginando o viviendo una situación particular. Estas respuestas nos llevan a pensar, sentir sensaciones corporales y reaccionar de manera que nos sacan de nuestro estado habitual.
Un gran avance en la comprensión de las emociones es reconocer que, aunque no existen buenas o malas, sí contamos con una categorización que nos permite entender las diferentes reacciones físicas y comportamentales que presentamos frente a diversos estímulos.
Categorización de las emociones:
- Negativas: Son aquellas que asociamos con malestar o sufrimiento. Algunos ejemplos incluyen la ira, el miedo y la ansiedad.
- Positivas: Generalmente experimentamos estas emociones en respuesta a situaciones favorables que vivimos. Como el amor y la felicidad.
- Ambiguas: Estas emociones se perciben cuando nos encontramos en contextos que no son claros. Pueden incluir la sorpresa, la esperanza y la compasión.
- Estéticas: las experimentamos al apreciar el arte y la belleza, como cuando escuchamos una canción que nos gusta o leemos nuestro libro favorito.
Cuando comenzamos a enseñarles a nuestros niños sobre las emociones, es importante empezar por señalar cuáles son las emociones primarias, cómo se llaman, cuándo y cómo se manifiestan.
Emociones primarias
Para comenzar, es importante tener en cuenta que estas son universales, lo que nos permite comprender lo que está experimentando otra persona, independientemente de nuestro entorno. Además, las emociones primarias son la puerta de entrada para conocer emociones más complejas.
¿Cuáles son?
Según el psicólogo Robert Plutchik, existen ocho emociones básicas. Cuando percibimos más de una de estas al mismo tiempo, podemos experimentar emociones más complejas.
- Desagrado: Esta emoción se manifiesta cuando la situación a la que estamos expuestos nos resulta desagradable o incómoda. Generalmente, nos lleva a alejarnos del estímulo que nos causa desagrado, protegiéndonos de posibles daños o peligros. Nuestro cuerpo suele mostrar una expresión facial con la nariz arrugada y el ceño fruncido.
- Tristeza: Generalmente la sentimos cuando percibimos la pérdida de algo. Nuestro rostro muestra los ojos y la boca caídos, y experimentamos una disminución en nuestra energía.
- Sorpresa: Es la reacción de nuestro cuerpo frente a un evento inesperado. La cara se caracteriza por ojos grandes, cejas levantadas y la boca abierta.
- Alegría: Esta emoción nos invade cuando experimentamos situaciones que nos generan placer y bienestar. Es común que se manifieste con una sonrisa en el rostro.
- Ira: Surge cuando nos sentimos amenazados por alguna injusticia. La ira se manifiesta con el ceño fruncido, los ojos tensos y los labios apretados.
- Miedo: Lo sentimos cuando enfrentamos una amenaza o riesgo que pone en peligro nuestra seguridad. La cara muestra la boca ligeramente abierta y los ojos bien abiertos.
- Confianza: Experimentamos una sensación de seguridad hacia alguien o algo. Nuestro cuerpo lo refleja con una expresión facial relajada, una sonrisa moderada y una mirada firme y directa.
- Anticipación: Experimentamos esta emoción cuando nos estamos preparando para una experiencia, ya sea positiva o negativa. En este estado, nuestro rostro suele mostrar las cejas ligeramente levantadas, una mirada de concentración y una sonrisa leve.
¿Para qué sirven?
Antes de que nuestros niños hagan esta pregunta, nosotros, como guías en su formación emocional, podemos explicar lo siguiente:
Las emociones nos ayudan a sobrevivir en un mundo lleno de estímulos que requieren nuestra capacidad de adaptación, permitiéndonos desenvolvernos con menos riesgos.
La función biológica de las emociones nos protege de peligros potenciales, como evitar comer alimentos en mal estado o entrar en contacto con sustancias peligrosas.
Además, la función social de las emociones nos ayuda a regular nuestras interacciones diarias con los demás, facilitando la comunicación y provocando relaciones más equilibradas.
Lo que aprendimos:
- Comprender cómo se manifiestan las emociones en nosotros nos ayuda a interpretar las reacciones de los niños frente a diversos estímulos.
- Aunque las emociones no son intrínsecamente buenas ni malas, es importante categorizarlas para entender nuestras reacciones y comportamientos.
- Las emociones son respuestas rápidas y profundas a nuestras experiencias, pensamientos e imaginaciones.
- Reconocerlas y nombrarlas establece una base sólida para una comprensión emocional más profunda y una gestión efectiva a lo largo de la vida.
- Identificar las emociones primarias permite a los niños desarrollar empatía y autorregulación emocional, facilitando una comunicación asertiva y fomentando relaciones más satisfactorias.
- Las emociones son respuestas adaptativas que nuestro cuerpo utiliza para sobrevivir ante diversos estímulos.
Nuestra invitación:
Hoy les invitamos a reconocer la importancia de las emociones en nuestras vidas y a observar cómo se manifiestan en nuestro cuerpo, considerando las alteraciones cognitivas, conductuales y relacionales que producen. Dado que para los niños, debido a su etapa de desarrollo, puede ser más difícil comprenderlas, también les animamos a explorar nuestras próximas entradas, donde abordaremos las emociones secundarias y ofreceremos estrategias para guiar a los niños en su gestión asertiva, esto teniendo en cuenta los aportes de la disciplina positiva.
Interesante, concreta y pertinente información. Tengo una sobrina de 6 años, a los padres les será de mucha utilidad.