Principios de la disciplina positiva. Parte 2

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En la anterior entrada Principios de la disciplina positiva parte 1, te hablamos sobre el Sentido de Pertenencia, los errores como oportunidad de aprendizaje, relaciones horizontales y el enfoque en soluciones, que representan cuatro de los nuevo principios de la disciplina positiva.

En esta oportunidad, trataremos sobre los cinco principios que han quedado pendientes:

  • Sentido de Pertenencia.
  • Los errores como oportunidad de aprendizaje.
  • Relaciones horizontales.
  • Enfoque en soluciones.
  • Poder de percepción.
  • Educación a largo plazo.
  • Animar.
  • Firmeza y amabilidad.
  • Respeto mutuo.

Principio 5: Poder de percepción.

Debemos procurar por medio de nuestras palabras y acciones, que los niños tengan una percepción hacia sus propias capacidades, es decir que estén seguros de lo que son capaces de lograr y que es importante para su escuela, hogar y/o comunidad al que pertenece. También es importante que el niño tenga presente que es capaz de influir en su propio futuro.

Principio 6: Educación a largo plazo.

Llevar una crianza basada en el respeto, muchas veces no es fácil y más aun cuando nos han metido en la cabeza que para obtener buenos resultados y no mal criar hijos, es necesario usar los golpes, los castigos, los gritos…la disciplina positiva no es un conjuro mágico que usamos y al día siguiente tu hijo tendrá un lo que llaman un buen comportamiento, sino más bien un proceso que da resultados a largo plazo y duraderos, donde nos valemos de herramientas que contribuyen a que padres e hijos se conecten, se respeten y se ayuden. La disciplina positiva deja enseñanzas para toda la vida, permitiendo a los niños de hoy ser adultos respetuosos que no usan la violencia para solucionar conflictos, que se aman y aman a los demás, por lo que no se permitirán relaciones donde sean oprimidos y consideraran los sentimientos de los demás.

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Principio 7: Animar.

Como padres o maestros debemos olvidarnos de elogiar a nuestros niños y en lugar de ello alentarlos. Un niño que es constantemente alabado, tiene el riesgo de caer en el querer ser siempre aprobado por los demás y puede incluso dejar sus propios intereses a un lado por complacer a los adultos.

Veamos un ejemplo:

Situación: Juan gana su examen de matemáticas 

Elogio: Felicidades! Este fin de semana iremos a comer helado porque aprobaste tu examen.

Animo: Soy testigo que estudiaste mucho y este es el resultado de tu esfuerzo, debes estar muy feliz.

Lo que se busca, es que el niño se valore a sí mismo, dejando de lado buscar la aprobación de los demás, de esta manera se fortalecerá su personalidad y buscara fortalecer sus habilidades y talentos, por el contrario, las alabanzas proporcionan en el niño una presión por ser casi que perfectos siempre, lo que traerá consigo un desanimo a probar cosas nuevas por temor a fallar y que no se le apruebe.

Principio 8: Firmeza y amabilidad.

¿Se puede ser amable y firme a la vez? Esta es la pregunta que miles de adultos se hacen, tal vez cuestionarnos tanto esto es el resultado de no tener claro, que ser amables no es sinónimo de ser permisivos y tener firmeza no es lo mismo que usar los gritos o los golpes.

Ser amable con nuestros hijos no debería ser difícil, lo somos con muchos adultos, incluso en ocasiones somos amables con quienes no nos agradan; entonces ¿por qué tendría que costarnos mostrar amabilidad con nuestros propios hijos?

Ahora, ¿Cómo actúas ante esa persona adulta que siempre te saca de tus casillas? ¿Lo gritas en la primera oportunidad? Si eres jefe y tu trabajador comete un error ¿Lo golpeas sin asumir las consecuencias que eso podría traerte? Si en muchas ocasiones donde estamos en desacuerdo con un adulto, nos tomamos el trabajo de dar nuestro punto de vista con tal firmeza que no es necesario llegar a maltratar ¿por qué no hacer lo mismo con los hijos?

¿Es fácil? No lo es! Menos cuando nos educaron en la ley del “yo mando aquí y se hace lo que yo digo” pero la buena noticia es que no es imposible.

Algunos ejemplos de ser amable y firme a la vez:

  • Lo siento mucho, pero no veras mas televisión por hoy, es tarde y tienes que descansar. Mañana podrás ver otro rato.
  • Sé que estas cansado, yo también lo estoy. Pero debemos recoger los juguetes antes de irnos a dormir.
  • Cuando un niño trata de golpearnos, en lugar se responder con otro golpe digamos: Entiendo que estas molesto, pero no voy a permitir que me golpees, cuando estés calmado seguiré jugando contigo”

Principio 9: Respeto Mutuo.

Cuando somos amables y firmes a la vez, promovemos el respeto mutuo, respeto a mi hijo siendo amable y me respeto siendo firme.

Cuando encontramos el equilibrio entre amabilidad y firmeza, creamos un ambiente donde él niño aprende alejado de presiones, etiquetas (buenas o malas), humillaciones, creando así una bonita y fuerte conexión con los adultos, donde todos los miembros de la familia son valorados.

Respetarse así mismo es fundamental, no puedo pedir respeto o pretender enseñar a los niños que deben respetarse y respetar a los demás sino lo hago conmigo mismo, recordemos que el ejemplo es una de las grandes herramientas que tenemos como padres o maestros.

Si no aun no lees los primeros cuatro principios de la disciplina positiva, aquí los puedes encontrar!


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